La roseta es un encaje artesanal propio de las Islas Canarias, con especial desarrollo en Lanzarote y Tenerife.

La técnica deriva de los deshilados que se realizaban en los S.XV y XVI en Cataluña, Salamanca y El Casar.

Estos deshilados llegan a Canarias con la conquista de las islas pero evoluciona desprendiéndose de la tela y comenzando a realizarse en almohadillas rígidas con alfileres llamadas piques que delimitan la forma de la roseta

No obstante, no es hasta el S.XIX cuando comienzan a comercializarse mediante casas comerciales asentadas en Tenerife.

Generalmente la roseta fue un trabajo que obtenía de esta artesanía una pequeña ayuda económica para la casa.

El modo de comercialización contaba con muchas artesanas implicadas:

La repartidora del hilo y las muestras. Las roseteras, las unidoras, las presilladoras

( bordadoras que unían a la tela y las recortaban) las planchadoras que se encargaban de dar apresto al trabajo final. Éste, finalmente se exportaba a EE.UU., Inglaterra, Alemania o Francia.

La Roseta viaja a diversas partes del mundo a través de emigrantes canarios adaptándose a los medios con los que cuenta.

En Paraguay lo llaman Ñandutí

En Puerto Rico, Soles de Naranjito.

En Venezuela, Soles de Maracaibo o Croacia, lo llama Motivis

Actualmente, el trabajo de las rosetas en Canarias se limita a algunos núcleos rurales como son:

Vilaflor, Arona, San Miguel, Granadilla y La Orotava en Tenerife.

En Haría, Teguise, San Bartolomé y Arrecife en la isla de Lanzarote.

A La Palma llegó por medio de una colonia lanzaroteña que se afincó bien entrado el S.XX. Existe un grupo reducido de artesanas que lo desarrollan en el Valle de Aridane y la Comarca de Las Breñas.

La Roseta se encuentra en trámites de ser incorporada como Bien de Interés Cultural (B.I.C) por su gran peso histórico y por la ayuda que brindó a la economía doméstica en siglos pasados.

En esta sección iré poniendo diseños tradicionales elaborados en encaje de rosetas y diseños más actuales.